Los objetivos que se marcan en 'El libro blanco del transporte' europeo son:
- Acabar con los coches de gasolina y gasóleo en las ciudades.
- Elevar hasta el 40% el uso de carburante para aviación con bajo contenido en carbono.
- Reducir al menos en otro 40% las emisiones de los buques.
- Hacer que la mitad de los pasajeros y mercancías que usan la carretera empleen el ferrocarril y las vías navegables.
Y digo yo, ¿por qué no empezamos ya? Arreglo y protección de las zonas peatonales, absoluta preferencia a peatones y bicicletas. Cortar el tráfico en el centro histórico y en el otro, ampliar y mejorar la red de transporte público, poner lo antes posible la red de carriles-bici.
Tomar conciencia que en la ciudad la protagonista es la persona, no el coche.
La ilustración la he tomado de un blog con una entrada interesantísima relacionada con este mismo tema, titulada "Más allá de la penalización del tráfico: recuperar las calles para los ciudadanos". Se presenta un decálogo de ideas para recuperar la ciudad, basado a su vez en un estudio para peatonalizar Copenhage en diez fases. Plausible y posible.
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